castillo inusual de bodrum (turquía)

Un conjunto de rocas-ruinas inusual. A los pies de un mar que no necesita clamar atención -lo tiene de por sí mismo-, aún cuando sea invierno, el viento azota, el sol intermedia con la lluvia.

Visitar el castillo de Bodrum conlleva internarse en un laberinto de estancias ubicadas en diferentes niveles; esconden patios preciosos, edificios antiguos y reconvertidos. Recuerda a la época medieval en Europa, pero estamos en Turquía. 

Una antigua iglesia reconvertida en mezquita para después albergar un museo marítimo. Las  yace a la espera del visitante en el interior de uno de sus edificios.

Animales viven en los patios de este castillo.

El visitante se asoma en los huecos de las piedras cuadriculadas de este castillo; el mar en sus colores variados; una ciudad que no tiene desperdicio en Turquía, como si de Andalucía se tratara; blanca, tranquila en invierno, templada durante todo el año hasta que el calor achicharra en verano y las calles se llenan de turcos en busca de diversión, alejados de las mezquitas del resto del país. 

Visitar Bodrum supone olvidar que una se encuentra en una Turquía apoderada día a día por el canto de los Imanes. Y visitar el castillo de Bodrum es retrotraerse a luchas antiguas por territorios cúspides. 

¡Y enseña además los baños!
Jamás lo había visto

Castillo antiguo con museo marítimo y murales para visualizar

El castillo de Bodrum es diferente a las rocas-ruinas de Éfeso. Esa biblioteca, conjunto de rocas-ruinas que tuvo en su día miles de pergaminos. Y dónde estarán aquellos papeles legendarios. Tampoco se asimila a la arquitectura que comparten Éfeso y Bergama: columnas enormes, de color grisáceo- blanco, o mármol o un material parecido -no soy experta en materiales de construcción-. Ni siquiera se encuentra situado en un lugar alto desde el que observar lo de abajo.

El castillo de Bodrum se encuentra en el puerto de Bodrum. Una ciudad muy recomendable para visitar si al visitante le gusta el Mediterráneo. Situada en el suoeste de Turquía, el mar protagoniza a la ciudad, y también los viejos muros de este castillo que en algún momento de su historia sirvieron de defensa.

Llama muchísimo la atención esa mezquita con aire mesieval: desde allí se observa el puerto marítimo, y si se gira la vista, una parte de la ciudad blanca que da al mar.

Se combina además: castillo antiguo con museo marítimo. En determinados edificios en su interior pueden observarse colecciones enteras de vasijas de cristal o cerámica extraídas directamente desde el mar. Todo limpito, bien iluminado, con el silencio magistral que el viento desengrana fuera de cada estancia que compone este conjunto.

La superposición de niveles guía al visitante: o visita larga o visita rápida. Ya de estar allí, y tener tiempo, que para eso son las vacaciones, o las exigencias del sentir, la visita larga puede alcanzar hasta más de dos horas. Quién lo diría desde fuera.

Las pinturas dentro del castillo de Bodrum

Llama muchísimo la atención este lugar por los murales o pinturas que en algunas de sus paredes se exponen, sobre la vida antigua allí, sobre las prácticas de artes como la creación de vasijas -creo que son vasijas, tal vez me equivoque con el nombre-.

En ocasiones, en otros lugares, cuesta visualizar. Al menos a mí así me ocurre: una visita Éfeso, ve la biblioteca y dice “oh sí, aquí había una biblioteca” porque la fachada se mantiene en pie. Sin embargo en otras partes de Éfeso, en lo que fue la ciudad, una ve una columna aquí, otra allí y no no consigue visualizar.

Esto no ocurre en el castillo de Bodrum, es como si estuviera al alcance de cualquier mirada, comprenda la arquitectura o no, los materiales, cómo se hacía.

entrada al castillo de Bodrum

Entrada al castillo de Bodrum. / Bodrum. J.M

rincón prcioso en el castillo de Bodrum

Este rincón me pareció precioso. /Castillo de Bodrum. J.M

Recorrido largo a través del castillo de Bodrum

Una vez se accede al interior es necesario subir la primera cuesta para adentrarse en el que será el primer patio. Resaltan ya los grabados en sus paredes, esas cruces, que recuerdan a los caballeros que defendían a reyes -había una película muy famosa sobre este asunto-. En el primer patio se puede observar una antigua iglesia reconvertida en mezquita y después en museo marítimo: en su interior hay un grabado de la tradición de pesca en Turquía con un trozo muyy grande de un barco.

iglesia en el castillo de Bodrum

Iglesia-mezquita-museo marítimo. Por utilidades no será. /Castillo de Bodrum. J.M

Aún en el primer patio, en uno de sus extremos, hay una hilera entera, con vasijas y utensilios de tiempos antiguos. El color a tierra. A los que acompañan, de manera muy acertada, especies de murales que muestran la vida de aquella época.

Y tras esta primera estancia, subir unos peldaños y acceder a un edificio que se encuentra entre el primer nivel y el segundo. Si ya digo yo que este lugar es como un laberinto. Y una abre la puerta. Allí no hay nadie que diga que ni sí ni no. Entramos entonces. Y al entrar, ¡el frío hiela! Abrimos otra puerta. Allí tampoco no hay nadie que diga que sí o que no. Así que entramos. Es entonces, desde arriba, donde asoma el esqueleto de un barco muy muy antiguo. Se baja por la rampa, sin fotografiar con flash, para eso sí hay una persona que dice que eso no se debe hacer -propia experiencia, perdón patrimonio- y es bajar y sentirte una hormiguita, en comparación con la bravura de ese esqueleto que visualizas como cuerpo, cuerpo de un barco que debió surcar sus mares, y los marineros, y después una muestra en vitrina de los utensilios que han rescatado.

Después, al salir, subir de nuevo unos peldaños, y un segundo nivel. A partir de aquí pierdo la pista y me desoriento. Se puede ir hacia la derecha, subir unos peldaños, ver lápidas antiguas y acceder a un edificio enorme, desde donde se accede a un gran balcón, desde donde los primeros signos del mar se muestran. Desde aquí vista del puerto marítimo, bandera turca -la bandera turca, a excepción de Diyarbakir, jamás abandona- y subir, bajar unos peldaños para bajar un desnivel y encontrarnos en uno de los extremos del castillo, por lo tanto en uno de los extremos de la ciudad: es el mar, el sol en el horizonte del mar, el viento en el mar.

Desde ahí un recorrido en extremo a través de los lugares que las rocas cortadas en cuadrado permiten observar: la hilera de casas blancas que se asoman el mar, el mar ni para arriba ni para abajo -en el Mediterráneo no hay mareas, al menos no a primera vista que ni soy experta en arquitectura ni en ciencias del mar- y desde ahí otra estancia a otro nivel, y no sé cómo vuelta al otro patio.

Y al salir, una vuelve a la vida real de Bodrum.

¿Conoces este castillo? ¿Qué te ha llamado la atención de él?

P.D: Si quieres ver más fotografías de este lugar, puedes visitar mi perfil de Instagram aquí.


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