Hace exactamente un año que no se observaban pintadas del símbolo de ETA (hacha con una serpiente alrededor) en las paredes de Mondragón (Gipuzkoa), una localidad fuertemente azotada por el conflicto vasco. Las pintadas que han aparecido a lo largo del año 2013 se referían en su amplia mayoría a la reivindicación de un cambio del sistema penitenciario, con especial ahínco, en la excarcelación de presos con enfermedades terminales. El símbolo de ETA, en comparación con la pintada que apareció el pasado 7 de diciembre de 2012 (véase segunda imagen), ha sido pintado en muchas más calles de Mondragón utilizando la técnica photostencil, y borrado a escasos tres días de su aparición.

El símbolo de ETA pintado reaparece un año después

Esta pintada debió hacerse entre la madrugada del sábado, pasado 21 de diciembre, y la mañana del domingo, 22 de diciembre. Esta pintada ha sido borrada/ Mondragón. J.M

Símbolo de ETA no profesional

Esta fotografía fue tomada el pasado 7 de diciembre de 2012. Tal y como puede comprobarse, dejando aún lado de que ambas pintadas transmitan el mismo mensaje, es que en esta ocasión sí parecía un acto aislado. Actualmente esta pared ha sido limpiada por el Ayuntamiento. /Mondragón. J.M

Que el símbolo de ETA reaparezca un año después, puede deberse a un acto aislado en el contexto de la Navidad o parcialmente ligado a los últimos brotes de violencia callejera que se han registrado. En Bilbao, por ejemplo, durante la festividad de Santo Tomás el pasado 21 de diciembre, un grupo de jóvenes asaltaba un tranvía para pintarlo con reivindicaciones a favor de un cambio de política penitenciaria y amnistía. Cierto rebrote de violencia callejera que también sufrió la localidad alavesa de Amurrio, cuando la sede del Partido Popular aparecía también con pintadas como “fascistas” o “hijos de puta”, según informaron los medios de comunicación.

Los rebrotes de violencia callejera aparecen en un contexto de paz muy bloqueada. La izquierda abertzale ha intentado calmarlos recordando públicamente a las bases la necesidad de abordar las “consecuencias” del conflicto vasco a través de una vía exclusivamente pacífica. Llama la atención el conocimiento tácito de partidos políticos y ciudadanos sobre la conexión entre las bases– jóvenes que hasta este momento utilizaban la violencia callejera para ejercer presión en la consecunción de objetivos independentistas- y la izquierda abertzale, como si de una relación normalizada se tratara el uso de la violencia para la consecución de  dichos objetivos.

El bloqueo de la paz, a instancia del Gobierno central que continúa en su política de desgaste a excepción de la atención prestada a las consecuencias que han generado el fallo de Estrasburgo contra la doctrina Parot, parece crear cierta impaciencia ante su negativa a dar nuevos pasos que desbloqueen el proceso de paz – ETA reivindica desmovilización en la cuestión de los presos para proceder a su disolución y el Gobierno central lo hace a la inversa-, las víctimas ejercen presión y el resto de la ciudadanía se encuentra inmersa en la preocupación que genera la crisis económica, aunque, según el Euskobarómetro (PDF) presentado el pasado 20 de diciembre, un 58 por ciento de la población vasca considera insuficientes los movimientos realizados por la organización terrorista, aunque existe cierto consenso social entre firmeza y generosidad en la reconciliación. En cuanto a los objetivos independentistas, el Euskobarómetro muestra que el 54 por ciento de los vascos estaría a favor de que se convocara un referéndum para decir sí a la independencia frente a un 51 por ciento que declara “poco o ningún deseo” independentista.

En la irrevocabilidad del cese definitivo de ETA hace ya dos años, el proceso de paz estancado provoca cierta impaciencia en las bases que se expresan a través de ciertos rebrotes de violencia callejera. Por otra parte, se encuentra el dolor de muchas víctimas, tras el fallo en contra de la doctrina Parot, así como una sensación de alivio en el resto de la ciudadanía más tranquila en una violencia física que ha disminuido notablemente. En este contexto, Lokarri y Bake Bidetik parecen ser los impulsores oficiales en la construcción de la paz en Euskadi, con la Comisión nombrada para implantar las 12 recomendaciones del Foro Social que se celebró el pasado mayo de 2013.

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